viernes, 24 de octubre de 2008

10:19

Solo he necesitado ese tiempo, 10:19, para darme cuenta de que mi vida debería ser de mentira y que... ¡¡quiero ser un personaje más de Anatomía de Grey!!

Tengo muchos requisitos: una profesión adictiva, sacrificada y competitiva; una vida personal normal -aquí ya no coincido tanto- pero mi vida sentimental es caótica, pero en el sentido matemático y físico, es decir tiene un comportamiento aparentemente errático e impredecible en algunos sistemas dinámicos, aunque su formulación matemática sea en principio determinista, así que no es grave, me gusta, se compensa bastante y ya tengo otra cosa importante.

Ese es el truco de estas series.

10:19, los últimos diez minutos de la cuarta temporada. Ahora a esperar.


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Canción: No me quiero casar

Todo el mundo me dice
que me debo casar
pero yo no quisiera
perder mi libertad....

[etc]

lunes, 6 de octubre de 2008

Piedras del camino

"Una piedra en el camino, me enseñó que mi destino era rodar y rodar... etc"

Leo en un fotolog: "Lo que ha ocurrido una vez no tiene porqué repetirse nunca, pero lo que sucede dos veces, con seguridad volverá a repetirse".

No sé el grado de credibilidad y efectividad de la frasecita, pero a mí me ha gustado, aparte de que creo que tiene mucho de verdad. Una vez que se cae en algo o alguien, hay todas las papeletas de repetir. Y si ya se ha repetido, todas las papeletas de que se vuelva a reincidir.
¿Por qué? Porque somos así de imbéciles, cobardes y conformistas. Mejo malo conocido que bueno por conocer. Refrán que no tendría sentido si fuéramos de otra clase.

Yo he tropezado dos veces (y más) en distintas piedras. Las mismas piedras que una vez me partieron los dientes hace tiempo. ¿Por qué? ¿por venganza personal o por dignidad y reparo con uno mismo? No lo sé, pero así es.

Personalmente, pienso en algunas piedras y no me parece mal caer en ellas, sólo si luego soy capaz de cogerlas, tirarlas a un río, a una fuente y no saber más. Yo pude y puedo contigo.

Soy una depredadora y, como tal, así actúo.

jueves, 2 de octubre de 2008

Mensajes

Creo que pocas cosas pueden producir tanta frustración como besar a alguien, o en el peor de los casos a algo, y que te recuerde a un ex.
Ayer leí que en su última película, Sean Penn hace de homosexual y tiene que morrearse con un hombre. Pasado el trago (léase beso), Sean le mandó un sms a su ex, Madonna, diciendo: “Acabo de besar por primera vez a un hombre. He pensado en ti. No sé por qué”. Respuesta de la reina del pop: “Felicidades”.
Sin ahondar en intenciones del mensajito, si era de cachondeo, de mala fe o era sincero; situaciones, canciones, imágenes, animales o cosas pueden recordar a los exs.
Yo espero que nunca me llegue un mensaje “He besado a un cobaya por primera vez. He pensado en ti. No sé por qué”. “He besado un neumático usado…” o “Un camión me ha atropellado y me ha recordado a ti”.

Y decía al principio que es frustrante porque las asociaciones o recuerdos no son nunca la realidad. Son versiones dulcificadas de lo que duerme en la mente. Y un rincón, la esquina de un bar, un balcón, una playa, una feria, un cine… se guardan en la mente con todo lo que rodeó un día esos lugares y adquieren ese tono pastel cada vez que vuelven a visitarnos los viejos recuerdos.

Sin embargo, el abrazo a una alambrada llena de pinchos nunca me ha recordado a un ex. Y antes que un sms de esos, prefiero otros donde se me declara amor eterno y sincero (ya sabemos de qué manera) con cierto tufo a alcohol pero salido desde las entrañas.